Tema 6: Procesos experimentales: la expresión bi- y tridimensional. Técnicas plásticas: (Dibujo, pintura, collage, modelado y construcción).

El arte como experiencia”, de J. DEWEY.  CAPÍTULOS 1 “LA CRIATURA VIVIENTE”, 2 “LA CRIATURA VIVIENTE Y “LAS COSAS ETÉREAS”” Y 3 “CÓMO SE TIENE UNA EXPERIENCIA”.
El primer capítulo, “La criatura viviente”, Dewey explica cómo la obra de arte se suele identificar con la existencia de la obra en cuestión independientemente de la experiencia humana que subyace en ella. Cuando un producto de arte alcanza una categoría clásica, se levanta un muro a su alrededor que vuelve opaca su significación general, se aleja de la experiencia humana que lo originó. La teoría estética trata sobre la significación  general de los objetos artísticos. Si queremos entender lo estético, debemos primero conocer la materia prima, es decir, los acontecimientos y escenas que atraen los sentidos y el interés del hombre, provocándole placer al admirarlos. Varios son los factores que alejan el arte de la vida cotidiana. Y así, la mayor parte de los museos de Europa son conmemoraciones del ascenso del nacionalismo y el imperialismo; el crecimiento del capitalismo ha influido en el desarrollo de los museos como albergues de las obras de arte; y la movilidad del comercio y de los pueblos ha debilitado la conexión entre las obras y sus lugares de origen. Además el artista se ha puesto al lado de las corrientes principales del interés activo. Todo esto hace que se produzca la separación entre la experiencia ordinaria y la estética, que van unidas en su origen. Si llegamos a la experiencia de lo común descubriremos su cualidad estética. Ya que la obra de arte acentúa lo que es característicamente valioso en las cosas de las que gozamos todos los días. El arte celebra con especial intensidad los momentos en que el pasado refuerza el presente y en los que el futuro es un acelerador de lo que ahora es.
En el segundo capítulo, “La criatura viviente y las cosas etéreas”, el autor se pregunta por qué existe esa repulsión a conectar las altas realizaciones de las bellas artes con la vida común. La vida institucional de la humanidad está marcada por la desorganización a menudo disfrazada por estar segmentada en clases estáticas. El arte parece tener su reino peculiar y privado como la religión, la política, los negocios,…Nuestras sensaciones son también parciales, nuestras condiciones de vida obligan a los sentidos a quedar como una excitación superficial. La sensibilidad, sin embargo, cubre un amplio grupo de contenidos incluyendo la significación de las cosas, presente en la experiencia inmediata. La sensación es la única que expresa la función de los órganos de los sentidos cuando se conduce a la plena realización. A través de los sentidos participamos directamente de los sucesos que nos rodean. Esta participación no puede oponerse a la acción ni al intelecto. La experiencia es el resultado de la interacción del organismo y el ambiente, es participación y comunicación. El reconocimiento de nuestros sentidos no nos relega a la condición de animal, todo lo contrario, nos eleva a nuevas alturas. A medida que un organismo aumenta su complejidad, también lo hacen sus designios de la vida y la satisfacción adquiere matices más sutiles. El hombre usa los materiales y las energías  de la naturaleza  con la intención de ensanchar su propia vida, y lo hace de acuerdo con la estructura de su organismo, cerebro, órganos de los sentimientos y sistema muscular, y prueba de ello es la existencia del arte.
Hay una reacción hostil a ligar el arte con las actividades del artista con su medio. El arte es la mejor prueba de la unidad entre lo material y lo ideal. La cultura es el resultado de un largo proceso de interacción del hombre con su entorno. Llegamos al conocimiento a través de los sentidos; de esta idea da cuenta la Edad Media: “demostración del poder de lo sensible para absorber las ideas más altamente espiritualizadas. Keats defendía que el razonamiento sin los sentidos no podía alcanzar la verdad. La intuición de la imaginación debe bastar, según él, para entender nuestro mundo de sospecha, misterio e incertidumbre.
En el tercer capítulo, “Cómo se tiene una experiencia”, Dewey sostiene que la experiencia ocurre continuamente porque la interacción de la criatura viviente con su entorno está implicada en el proceso mismo de la vida. “Una experiencia” se distingue de las experiencias en que lleva consigo un proceso que culmina, no que cesa, que llega a su cumplimiento, se mueve a un fin; son las llamadas «experiencias reales»; es una secuencia continua de fases sucesivas; tiene una unidad constituida por una cualidad determinada que la impregna; es estética y, por oposición, lo no estético, se da en lo que no comienza o cesa en cualquier sitio o en lo mediocre. Las emociones están unidas a acontecimientos y proporcionan unidad a las partes variadas de una experiencia. Una experiencia tiene modelo y estructura, un hacer y un padecer no siempre fácil de percibir. En una experiencia siempre hay una forma porque hay una organización dinámica: principio, desarrollo y cumplimiento. Un objeto es estético cuando los factores que determinan “una experiencia” se hacen manifiestos por sí mismos.

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