Tema 4: El lenguaje plástico y visual: conceptos básicos.

De lo espiritual en el arte”, de KANDINSKY.  CAPÍTULO V “LOS EFECTOS DEL COLOR”.
Los colores provocan en nosotros un efecto puramente físico de satisfacción o de alegría por su belleza y calidad, efecto que es más superficial y corto, y otro efecto más duradero que se produce cuando el grado de sensibilidad en el espectador es mayor, que provoca una conmoción emocional. Y así el bermellón atrae y excita, el amarillo duele a la vista más que el tono alto de una trompeta al oído, el ojo busca profundidad y calma en el verde y el azul. Pero además los colores producen también un efecto psicológico, una vibración anímica, aunque no se tiene muy claro si este es un efecto directo u ocurre por asociación.
El color es un medio para ejercer una influencia sobre el alma, la armonía de los colores debe basarse únicamente en el principio del contacto adecuado con el alma humana, lo que el autor llama principio de la necesidad interior. Así se habla de la música de los colores de la naturaleza, o se pintar los sonidos de esta, ver los sonidos en los colores y oír los colores musicalmente.
El color y la forma están estrechamente relacionados tanto que la forma, con su sonido interno, modifica su expresión. Determinados colores son realzados por ciertas formas, por ejemplo el triángulo es amarillo y el círculo añade profundidad al azul. Encontramos la forma como delimitación que da resultado al objeto material y la forma que permanece abstracta y entre ellas, un número infinito de formas con muchas posibilidades para el artista, que debe combinar ambas, según, una vez más, la necesidad interior.
        Una composición plantea dos problemas con respecto a la forma, por una parte la composición de todo el cuadro y por otra las distintas formas que se interrelacionan y subordinan a la total. Los efectos que nos provocan los objetos vienen determinados por el color, por su forma y por el objeto en sí (independiente de los dos anteriores). La elección del objeto nace del principio de necesidad interior. En una composición, no hay nada absoluto, el sonido ideal se modifica por asociación con otras formas o por un cambio de dirección en esta.
        Otras opciones que ofrecen miles de posibilidades al artista son la elección entre lo velado y lo descubierto en las formas y la opción de deformarlas; también aquí rige el mismo principio.
La necesidad interior nace y se compone de tres necesidades: la personalidad del autor, su época y lo que es propio al arte. Sólo el tercer elemento tiene vida eterna y carácter objetivo.
En cuanto al color, encontramos dos grandes secciones: calor y frío y claridad y oscuridad. El calor o el frío de un color viene determinado por su proximidad al amarillo o al azul. Se trata de un movimiento horizontal hacia el espectador cuando el color es caliente o en dirección opuesta cuando es frío. Cuando es estático, es movimiento puede ser excéntrico en el caso del amarillo o concéntrico en el caso del azul. Esta es la primera gran antinomia. La segunda se basa en la diferencia entre blanco y negro, la tendencia a la claridad o a la oscuridad. Al aclarar u oscurecer los colores, podemos acentuar sus efectos, y así el del amarillo aumenta al aclararlo como el del azul al oscurecerlo. Al mezclar estos colores surgen nuevos efectos (el amarillo con el azul pierde movimiento y aparece el verde o el blanco con el negro pierde consistencia y aparece el gris). Y así, el azul nos sugiere profundidad, calma y quietud, el verde inmovilidad, limitación, el amarillo vida, el blanco silencio absoluto, el negro es insonoro, el rojo vitalidad e inquietud (aunque es muy versátil), el marrón provoca la retardación, el naranja es salud mientras que el violeta es enfermedad,…Pero estas son definiciones aproximadas ya que las palabras son simples etiquetas externas de los colores y no pueden sustituirlos. La fusión entre la extensión gráfica del espacio y el color constituye uno de los más ricos y poderosos elementos de la composición.

“La belleza del color y de la forma no es un objetivo suficiente para el arte”.  La elección del color en una composición varía su efecto. Lo externo carece de importancia frente a lo interno, aunque el espectador tienda a buscar lo primero, por comodidad. Como en el caso de la danza, en la pintura estamos en un momento de transición en el que se busca a los primitivos en busca de ayuda. La danza futura debe sustituir la belleza exterior por la interior y constar de tres elementos: movimiento musical, pictórico y danza.

La elección de un color estará siempre justificada si parte de la necesidad interior y la obra de arte lo será si modificando cualquier aspecto destruimos su vida interior. El arte no está sujeto a obligaciones formales. Lo bello será pues todo lo que surja de la necesidad interior.

En cuanto a la forma encontramos la composición simple (una forma simple dominante) o melódica y la compleja (varias subordinadas a una principal)  o sinfónica. Entre las dos existen formas de transición. Según el autor, en la actualidad prima la composición consciente y racional por ser este el tiempo de la creación útil.

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